martes, 19 de junio de 2007

Dia de San pedro y San Pablo Patronos de la Legion


San Pablo es el apóstol por excelencia. Trabajó más que ninguno de los otros Apóstoles en la predicación del Evangelio y en implantar la Iglesia en numerosos países. Pero no fue siempre así. Antes de su conversión era un judío ferviente; perseguía a los cristianos encarnizadamente. Pero he aquí que, un día en que iba camino de Damasco con algunos compañeros, una luz bajada del cielo le ciega y le derriba en tierra. Oye una voz que le dice: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". El pregunta: "Señor, ¿quién eres?" y la voz responde: "yo soy JESÚS a quien tú persigues". ¿Cómo puede ser esto? Saulo perseguía a los cristianos, es decir, a hombres y mujeres como nosotros; y he aquí que, desde el cielo, Jesús le dice: "No es a estos hombres, es a MI MISMO, presente en ellos, a quien tú persigues". Para Saulo, esto fue una revelación. Se levantó convertido y se preparó al bautismo. Esta lección no la olvidará jamás; ella constituirá el fundamento de la "doctrina" que luego enseñará a sus cristianos. Todo esto lo había anunciado ya Jesús. En su último sermón hablaba del juicio final. Precisaba que cada uno será juzgado según su caridad para con el prójimo. Recordemos sus mismas palabras. A los buenos, el juez les dirá: "Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; peregriné, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; preso, y vinisteis a verme…". Mientras que a los malvados les reprochará: "Tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis…". Ellos dirán: "Pero, Señor, si jamás te hemos encontrado". Escuchad esta declaración de Jesús: "Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a Mí me lo hicisteis". Sí, si verdaderamente miramos a los demás con ojos de fe, como Dios los ve, es a JESÚS a quien veremos en cada prójimo, porque en El está realmente presente. Esta verdad es el dogma central del cristianismo. No lo olvidemos jamás. Al igual que san Pablo, la Legión ha hecho de esta doctrina el fundamento de su vida y de su acción.

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