El año próximo celebraremos el centenario del nacimiento del Venerable Edel Quinn. Una ocasión para reflexionar lo que significó su vida para la Legión de Maria y de hecho para la Iglesia universal y para nuestro mundo moderno. Primero que todo para la Legión, Edel es un gran regalo de Dios. Ella dijo después de su primera reunión del praesidium que había sido “amor a primera vista.” Ella había pensado larga y profundamente en su vocación. Pero la mala salud le había manifestado claramente que ella no podría satisfacer su gran deseo de hacerse monja contemplativa y no se sentía llamada a la vida del matrimonio.
Entonces casi por casualidad, aunque para la Legión no hay accidentes sino solamente providencia de Dios, ella invita a una nueva amiga para que visite a su familia. La amiga, Mona Tierney, dice que ella no podría venir en la noche sugerida porque ésa era su noche de la Legión. ¿Qué es la Legión preguntó Edel?. Ven y verás fue más o menos la conclusión de su conversación. Ése fue el principio de una gran aventura en la vida espiritual y apostólica. Edel había encontrado un hogar para las aspiraciones más profundas de su vida.
Frank Duff a menudo solía escribir una dedicación en el Manual de un nuevo legionario “Gracias por el regalo de ser socia de la Legión”.
Ahora la Legión entera agradece a Dios por darnos el regalo de una socia como Edel”. Pero estoy seguro que para Edel fue la Legión, el mejor regalo de Dios para ella. Para Edel, como para Frank Duff igual que para una inmensa mayoría de legionarios, su vida interior es algo porque permanecen con el Rey secreto. Pero podemos conseguir alguna idea acerca de ella, si pensamos, que su vida interior alcanzó su pleno desarrollo en la Legión. De modo que saber el Espíritu de la Legión especialmente como lo expresa el Manual es conocer realmente el interior de la mente y el corazón de Edel. No te ofrezco un ejercicio para hacer durante la Allocutio sino permíteme darte uno este vez.
Leeré un pasaje importante de su diario íntimo escrito poco antes de su muerte, y quisiera que contara el número de frases que en él pertenecen casi al pie de la letra al Manual. Esta lectura cuidadosa te introducirá a los secretos de su vida interior y te ofrecerá la orientación y el estímulo para tu propia vida. Éste es el nivel en el cual debemos intentar celebrar este Centenario de su nacimiento.
Ella escribe el Jueves Santo antes de morir: “Maria ama hoy a Jesús en mí, caricias y compasiones para todas sus heridas. Pero sobretodo ella agradece a Él por la Eucaristía, y al Padre Eterno por este regalo.
Que sola sería la vida de sin ella. Agradece a la Trinidad repetidamente por este regalo. Mantén la compañía al Señor en el Santísimo Sacramento. Los discípulos preguntaron, “Maestro, donde vives?” y Permanecían con él todo el día. En sequedad, permaneced junto a Él. Maria le amará y le adorará. “Es bueno que estemos aquí”, aunque sea con una atención vaga, como un niño con su Madre.
Nuestra sola presencia le dice a Jesús lo mucho que lo amamos, aunque nosotros seamos demasiado estúpidos y demasiado terrenales apreciemos y comportémonos correctamente en su presencia. Celebremos a través de Maria a la Trinidad actos de acción de gracias, amor y adoración.
Queremos estar unidos a El, para darnos a nosotros mismos totalmente.
Nuestra fe nos dice que Él está en el Eucaristía: busquémoslo allí. Si supiéramos donde encontrarlo en la tierra, donde quiera que fuera, nosotros intentaríamos ir hasta allí. Lo tenemos cada momento libre, en el altar. Estar allí con Él, es el mejor de todos los libros. Es un “Pozo” aunque no encontramos muchos equivalentes verbales exactosentre lo que escribe Edel y lo que encontramos en el Manual nosotros hemos destacado uno de los secretos de su vida interior - su devoción inmensa a la Eucaristía. Y esto debe permanecer seguramente en la vida interior de cada legionario. Intentaremos poner en evidencia algunos de los otros secretos de la vida interior de Edel durante este Centenario en el que deseamos agradecer a Dios por el regalo de Edel a la Legión.
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