viernes, 7 de diciembre de 2007

"CADA HOGAR, UN BELÉN DE AMOR"


La larga espera del Adviento ha concluido, ¡Jesús ha nacido! ¡ALELUYA, QUÉ FELICIDAD!.¿Cómo nos encuentra el niño de Belén, en nuestras familias? Seguramente con las lámparas encendidas como las de aquellas vírgenes de la parábola, que así recibieron al "novio": Jesucristo el Señor, para gozar de las bodas y la felicidad del Reino de Dios.Así familia cristiana, recibe a Jesús en esta Navidad. Es costumbre que se ha generalizado, hacer intercambio de regalitos y regalazos entre amigos, compañeros de trabajo, se juega al "amigo secreto", en la familia se regala cosas a la madre, al padre, sobre todo a los hijos, todo esto puede estar bien, si se hace con espíritu de amor, de aprecio y valoración a la persona quien comparte con nosotros la vida, el trabajo, el estudio, el grupo de apostolado...pero...¿Y el dueño del santo, ¡Qué!?...Echadito en el Belén que hemos levantado en un rincón de la casa, con adornos y luces cada vez más sofisticados que la tecnología y el sentido comercial de la Navidad nos ha impuesto, mientras nosotros estallamos en felicitaciones, abrazos, y brindis con champagne, y otras cosas más... Al dueño del cumpleaños, al recién nacido lo hemos dejado acostado "envuelto en pañales", ahí solitario, y nosotros indiferentes, como diciéndole "pues ahí están tu madre y tu padre: María y José, ellos que te cuiden, te cambien de pañales, te contemplen"... pues nosotros, seguimos con nuestra "jarana de medianoche"Centremos nuestras miradas y sobre todo nuestros corazones en el dueño de la fiesta, en el Rey de la felicidad, pues para eso vino al mundo a traernos la felicidad que al mundo le falta y hoy sigue desangrándose con odios, guerras fratricidas, violencia, robos, asaltos, vicios, deshonestidades, irresponsabilidades, negligencias, indiferencias que provocan muertes, dolor, injusticias, que afectan a tantos y tantos hogares, sobre todo a los millones de niños que sufren las consecuencias de esta sociedad y de quienes manejan el mundo con el poder y la riqueza en sus manos no como instrumentos al servicio del bien común, de todos los seres humanos, sino al servicio de la ambición, del egoísmo, y la arrogancia de líderes gobernantes, de grupos de poder e ideologías absurdas, que quieren seguir manejando al mundo, muy lejos de los planes de Dios.

HERMANOS LEGIONARIOS: Regalemos a Jesús en esta y todas las navidades que vengan después, con el regalo más valioso, que no se mide por los nuevos soles, o por los dólares o los Euros, sino por el amor. Que es el bien común que mi familia, tu familia, las familias, vamos cultivando, cada día, con dedicación, con esfuerzo, sacrificios, renuncias, mucha comprensión, paciencia, perdón, tolerancia. Comunión en el amor, entre esposos, papá y mamá, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas; entre familias vecinas.

Celebremos alrededor del calor del hogar, encendida la hoguera de amor, con la plegaria familiar, donde todo lo ponemos en manos del Señor, para darle gracias por la riqueza que nos ha dado: una familia, que en medio de la pobreza, tiene el regalo más grande de Dios: su amor, expresado en Jesús Amor, que quiere reinar en nuestro hogar pero sobre todo en el corazón de cada uno de nosotros.

QUERIDO HERMANO: recuerda que Navidad es la ilusión de vivir con optimismo, con la confianza siempre puesta en Dios, "... Navidad, por tus sueños a volar, siembra paz, grita "amor", que el mundo entero pide más" (G. Estefan)

No hay comentarios: